Aquellos de ustedes que tal vez conocieron a Rosalía por sus colaboraciones urbanas con J Balvin o con Ozuna, puede que la tengan archivada en sus mentes como una artista urbana de origen español.
De Viejo a Nuevo
Pero Rosalía es mucho más que eso. Es una cantante que ha modernizado al antiguo flamenco, aquel de cero presencia internacional, convirtiéndolo en el nuevo flamenco que hoy se oye en radios y plataformas digitales de todo el mundo, como nunca antes.
¿Por no Ser Gitana?
Lo irónico, y que tal vez no sepas, es que todo ese éxito global se opaca cuando hablamos de España, su propio país. Allí una gran parte de sus compatriotas no solo no la aplauden, sino que la critican por cantar flamenco sin ser gitana, como si estuviera ‘violando’ la tradición del flamenco puro.
Una Cosa No Quita la Otra
La Mayoría de los países sienten la necesidad de resguardar sus músicas o géneros más arraigados, como si sus versiones modernas fueran a pisotear las clásicas. Sin embargo y tan solo por citar un ejemplo, los tangos de Carlos Gardel del año 1930, conviven en Argentina con la modernidad y el talento de la banda Bajofondo, que a inicios de los 2000’s trajo los sonidos del bandoneón del siglo pasado, al siglo 21.
¡Pa’ Que Vean!
Mientras todo esto sucede, el nombre de Rosalía figura en tres de los festivales musicales más grandes del mundo, como son: Coachella, Glastonbury y Lollapalooza. Ha grabado con Billie Eilish y estaría actualmente colaborando con Dua Lipa. Se codea con Kylie Jenner como si viviera en la esquina de su casa, y Madonna le pidió que actuara es su cumpleaños.
Sin Embargo…
Habiendo entrado con pie tan fuerte en la música urbana, la española podría haber tomado el camino fácil de abandonar el flamenco y sus controversias, para encarar de lleno el del género urbano que la recibió con los brazos abiertos.
Su Juramento
Sin embargo ella no se deja amedrentar, y en medio de todo el glamour urbano, nos sorprende redoblando sus intenciones con otra genialidad flamenca como “Juro Que”, diciéndole al mundo que la música tiene procedencia, pero no tiene fronteras, ni tiempo, ni lugar.
