‘Yahritza y su escencia’ – El porqué de la controversia

Si eres fanático de la música mexicana o si simplemente escuchas listas de éxitos en general, es muy probable que te hayas encontrado con canciones como ‘Soy el único’ y ‘Qué agonía’ de la banda “Yahritza y su esencia”, originaria del estado de Washington. Ambas canciones se convirtieron rápidamente en éxitos certificados y han estado sonando incansablemente en las radios, tanto en el país azteca como en los Estados Unidos.

Sin embargo, el trío de hermanos se encuentra ahora en el centro de atención, y no por un nuevo éxito musical, sino por comentarios realizados durante entrevistas en la Ciudad de México.

Los integrantes del grupo hablaron despreocupadamente sobre su preferencia por la comida de Washington vs. la de México e hicieron controversiales declaraciones sobre el país y la capital mexicana, que desataron la indignación de muchas personas que respondieron en las redes sociales con comentarios y memes en contra del grupo.

Si bien los tres hermanos crecieron en el Valle de Yakima en Washington, sus padres son originarios de Michoacán. El hermano mayor y miembro de la banda, Armando “Mando” Martínez, de 25 años, nació en Jiquilpan, mientras que los hermanos menores, Jairo Martínez, de 18 años, y Yahritza Martínez, de 16, nacieron en Yakima.

Durante estas entrevistas, Yahritza llegó a decir cosas como: “No digo que odie a México; simplemente no me gusta México”, aclarando: “No creo que sea México, siento que es solo la Ciudad de México”. Sin embargo, la controversia aumentó cuando la joven de 16 años se refirió a la ciudad diciendo: “Me gusta, me gusta… pero no me gusta cuando me despierto o mientras estoy durmiendo, porque escucho los autos y las sirenas de la policía”.

Para empeorar las cosas, reapareció un video en el que los hermanos se filman a sí mismos mientras van a un mercado mexicano y hacen lo que parecieran ser muecas burlonas al ver una bebida local envasada en una bolsa plástica.

Es importante destacar que no todos los mexicanos se han sumado a este tsunami de críticas: muchos han señalado la importancia de considerar que dos de los miembros nacieron y crecieron en los EE. UU. y que todos viven allí, lo que claramente ha influido en sus costumbres.

De hecho, esta situación ha abierto o reabierto el diálogo sobre qué significa ser latino, o en este caso mexicano, cuando nos referimos a personas con una gran herencia de sus padres, pero nacidas o criadas en el gran país del norte. Personas que parecen no ser ni de un lugar ni de otro, pero que se sienten parte de ambos.

En cuanto a la reacción de los integrantes del grupo, los tres salieron enseguida a pedir disculpas, diciendo:

“Queremos que sepan que lo que nos motiva todos los días para escribir canciones y hacer música es nuestro gran orgullo de tener sangre mexicana en nuestras venas”, dijo. “No importa dónde nacimos; somos orgullosamente mexicanos”.

“Por eso estamos agradecidos, pero también apenados. Hemos visto los comentarios recientes en las redes y creemos que ustedes, el público, tienen toda la razón. No supimos expresarnos correctamente…”

“Les ofrecemos una disculpa de todo corazón.”

@yahritza

Aquí le dejamos este mensaje desde el fondo de nuestro corazones

♬ original sound – Yahritza

Cuando la Música Ofende

En los últimos años, el mundo se ha vuelto tan sensible a cualquier cosa pueda sonar remotamente ofensiva, que todos aquellos que se encuentran en el ojo público, deben medir cada palabra que dicen, cantan o publican en sus redes sociales, como si estuvieran dirigiéndose al Papa y sus obispos, bajo la cúpula del vaticano.

¿Qué ha cambiado?

Ocurre que años atrás, previo a la aparición de las redes sociales, si escuchábamos una canción cuya letra nos resultaba hiriente, no teníamos manera de quejarnos con nadie. Es decir, podíamos desde luego escribir una carta y enviarla al sello discográfico de él o la artista en falta, pero era más fácil ganarse la lotería dos veces seguidas, que lograr que alguien se dignara a contestarnos, o mucho menos prometiera modificar la letra de dicho tema.

La actual facilidad de expresar quejas públicamente y encontrar aliados en las redes, que apoyen nuestra causa, le ha dado un poder a la gente, que nunca antes había tenido, pero también puede ser abusado.

Spaz

Muchos de ustedes habrán oído la noticia, en junio, de que Lizzo tuvo que volver a grabar la letra de “Grllls”, el segundo sencillo de su álbum Special, por utilizar la palabra “Spaz”. Lo mismo le sucedió esta semana a Beyoncé, tras el lanzamiento de Renaissance, su séptimo álbum de estudio cuyo tema “Heated”, incluye dicha palabra.

El Significado

El significado en ambas canciones hace referencia a perder el control o liberar inhibiciones, pero la realidad es que esa jerga proviene del término “diplejía espástica”, una forma de parálisis cerebral, que a menudo afecta el control motor de las piernas.

Queda claro, que en este caso, si bien todo el mundo sabe que no hubo malicia por parte de estas artistas, la ofensa es válida, y el hecho de que ambas hayan decidido eliminar dicha palabra de sus temas, es la movida correcta.

Sin embargo, esto no quiere decir que de ahora en más la música deba automonitorearse constantemente, con la intención de no herir los sentimientos de nadie, porque entonces todo sonaría como el catálogo musical de Disney, y aun así, seguramente alguien encontraría algún motivo para quejarse.

En la Música Latina También 

El Argentino Tiago PZK fue ampliamente criticado por los fans latinos de la banda surcoreana BTS, luego de que el sudamericano diera conocer su tema “Sabor a miel”, de su nuevo disco Portales, cuya letra dice: “…Fuma y quedan ojos como BTS”.

El cantante publicó un tweet disculpándose, pero luego lo borró, posiblemente entendiendo que su frase no tenía mala intención. De hecho, su colega y compatriota Lit Killah, lo defendió diciendo: “Ni siquiera los insultó, lo usó como referencia. Es como decir ‘moviendo las caderas como Shakira’”, expresó el músico.

En Resumen

No debemos olvidar que, en muchos casos, la solución está en nuestras manos. De la misma manera que padres alrededor del planeta, se aseguran que sus hijos no vean ciertos programas de TV, o utilizan filtros y restricciones para que no tengan acceso a ciertos videos online, nosotros tenemos el poder de no ver ni escuchar todo aquello que no pase nuestro propio “control de calidad”. De ahí en más… ya pareciera oler a censura.